Hoy despertaste, te bajaste de la cama e intentaste salir a buscarnos como todas las mañanas, pero como a papi se le olvido dejarte la puerta abierta no pudiste salir, así que te logramos capturar en la habitación, te tomé en mis brazos, te volvimos acostar para ambos abrazarte, darte tus «besototes» y desearte un ¡Feliz Cumpleaños!.
Amor, es tu cumpleaños número dos y lo celebro no con una fiesta sino con gratitud. Agradezco a Dios por ponerte en mi vientre y en mi corazón, agradezco por tu desarrollo, por tu aprendizaje, por tu salud, por tu ternura, por todo el amor que hay en nuestro hogar, por la felicidad que siento cada día al verte reír mientras jugamos juntos.
Mi reina amada, me sorprende todo lo que has aprendido en el lapso de un año, aprendiste: a caminar firmemente, saltar, correr, nadar un poco; a expresarte verbalmente con unas que otras palabras que solo tu papi y yo entendemos; ya conoces las vocales, los colores primarios, y algunos números; sabes los nombres de tus familiares cercanos; tomas decisiones simples con firmeza, tu decisión más firme es cuando escoge cada mañana colocarte tus «atosh ocha» (zapatos rosa) aunque yo no este muy satisfecha con el resultado de la combinación; amor, te confieso que en algunas oportunidades nos ha tocado esconderte los zapatos rosas para que uses cualquiera de los otros que se están quedando nuevecitos.
Ya tienes casi dominado el tema de control de esfínteres; y a mi particularmente me tiene maravillada que en 3 horas aprendiste que ya no habría más tetica, y que en una noche aprendieras que ya no habría más tetes nocturnos; también aprendiste que el «thate» (chocolate, ¡eso si, el orgánico!) el «ati» (aguacate) y los «fafes» (chifles/platanitos) son alimentos deliciosos; y especialmente ya captaste que un «amo mami» y un «amo papi» son frases muy valiosas para detener los regaños de mamá y papá.
Definitivamente este año has aprendido mucho, pero es mucho más lo que nos has enseñado a nosotros; a mi me has brindado la oportunidad de hacer una maestría en amor, un doctorado en paciencia ¡ah! y también un diplomado en limpiar desastres. He aprendido a valorar más las enseñanzas de mi madre, a perdonar a mi padre, a disfrutar del presente, a sentir paz en mi corazón, a desprenderme de cosas tontas que antes me parecían importantes, he aprendido a disfrutar la comida fría, a convivir con un pequeño nivel de desorden y a relajarme ante cualquier desastre fruto de tu curiosidad.
Como te digo cada noche, cuando nos alistamos para dormir y te acurrucas en mi pecho, «hija, de corazón deseo que seas una persona feliz, exitosa, firme de carácter y bondadosa de corazón», y mamá y papá estamos haciendo lo posible para ayudarte a construir un hermoso futuro, de hecho , te cuento que hoy fuimos a conocer el que será tu próximo colegio, donde suponemos tendrás una formación de calidad que facilite tu vida universitaria; si, si, apenas estas cumpliendo 2 años y ya estamos hablando de tu futuro universitario, pero ni modo, así somos tus padres.
Gracias le doy a Dios porque eres la hija perfecta para mi y le pido que te proteja a ti y a todos los niños del mundo.
¡Te ama mamá!